viernes, 29 de febrero de 2008

Divertimento citadino

Lousteau vs. Moreno no existe realmente. Es un divertimento mediático, y de quienes quieren instalar aquello de LousteauCrist vs. MorenoNest para fantasear con la idea de que algun dia, el matrimonio puede romper o algo así., Y entonces, volvemos al "muchachos esto explota" que tanto apasiona a la City.

(El post está pateado en la calle pero además, no podía desaprovechar la oportunidad de poner un 29 de febrero en el blog)

jueves, 28 de febrero de 2008

Touché UdeSA

Me contaba una amiga con un cargo en el área de Recursos Humanos en un banco nominalmente nacional, que el prejuicio contra los egresados de la Universidad de San Andrés a la hora de cubrir vacantes existe en su empresa, y amenaza ser una moneda corriente del microcentro. Cita casos. Dice ella, y según ella también sus colegas, que los graduados de la UdeSA son como pichoncitos incapaces de resolver los problemas de la real realidad. Niños. Me propone que imagine a un graduado de la San Andrés frente a una horda de clientes atrapados en el corralito. Soy contrario a las generalizaciones y le digo: "bueno, imagino que habrá gente y gente". "No -sentencia con dramatismo-, yo conozco mi trabajo. No sirven". Igual, creo que exageró un poco, pero no importa: mi amiga es un Agente Representativo y si ella lo piensa y lo comparte, eso es o puede ser real.

La imagen nació mal. Todas las universidades tienen nacimiento glorioso. La UBA, fundada antes que el país y refundada por la Reforma del 18, es la academia argentina y se atribuye a si misma la movilidad social argentina, nada menos. La Di Tella, si querés, surge de un instituto de vanguardia académica. La UADE, UB, Morón y todas esas privadas, la Católica inclusive, se presentaron como la contracara funcional y expendedora de diplomas del desborde poblacional de la UBA. Son como uvitas. Pero UdeSA es como que no cierra. Insólito: es la extensión de un colegio bilingue para ricos. En la Argentina del country, sin mejor proyecto que ese, construyeron un cuarto sobre la terraza para demorar la salida de los niños al mundo.

Es un caso raro pero finalmente tiene un primer producto para mosrar a la opinión: Martincito Lousteau. Pero como si lo hiciera a propósito, parece que se esfuerza en confirmar todos los prejuicios de mi Agente Representativo.

No me gusta el Ambito, pero vean esta cita de las Charlas de Quincho del lunes 25, donde cuentan sobre un casamiento de una tal "Dolores O'Reilly" en Pilar:

"Scioli se quedó hasta el final -una muestra de su aprecio por la colaboradora-, sólo de reojo se cruzó con Lousteau (quien, como se sabe, fue hombre de Felipe Solá), el que no se cansó de brincar, hacer pogos, transpirar, jugar con los jóvenes como él, distinguiendo una generación de otra."

Pero al "joven" Lousteau no le falta mucho para llegar a los 40, una edad bastante habitual en los funcionarios. ¿Qué edad creen que tenían Cavallo o Sourrouille cuando llegaron a la cartera? Poquitos más que el cuarentón Lousteau que todavía vive en una niñez, en el sentido piagetiano de quien no construyó su propio nido. El sentido de la edad mínima del cargo público, ¿no es acaso la experiencia sufrida de ser responsable por otro? Llámenme facho, pero yo no daría a un/a soltera/o sin hijos un cargo más alto que el de subsecretario de estado. Salvo, obviamente, que hablemos de alguien que no pudo pero quiso, con eso no nos metemos.

Martín carga sobre sus espaldas con el prejuicio del mercado sobre la UdeSA y la imagen que proyecta no ayuda. Sus rulos que no quiso recortar, se le vuelven en contra si todos confirman la sospecha de que no puede. ¿"Haciendo pogos" y "transpirando" en el casamiento de Dolores O'Reilly? Hubiera preferido que lo encuentren in fraganti en Black con tres locas.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Bienvenidos al blog de El Argentino Promedio

Ya era hora de crear este espacio propio. Ascendimos: de comentarista en foros y otros blogs, a poseedor de ventana propia. Se acabaron las moderaciones, y la opinión basada en los temas que imponen otros. Contribuyendo a la fragmentación de la cultura, yo también quiero tener mi propio público de amigos, conocidos y maniáticos que den sentido a la expresión de mis ideas.

Trataremos de: postear con frecuencia, no simplificar a machetazos, decir cosas originales y respaldadas, hacer comunidad con otros bloggers, indiferenciar política de politología, hacer ciudadanía de mundo sin tilinguería. Y (casi) nunca escribir sin haber pateado algo de calle.

Los prejuicios son pocos pero las creencias estuvieron. Más popular que gorila, eso siempre, es uno de los últimos convencimientos que nos quedan. Pero ni siquiera estamos seguros de lo que ello significa. Tal vez: ¿estamos inaugurando este blogcito para que me ayudes en este tema? Lo iremos descubriendo sobre la marcha.

Gracias por estar.

Cacho Espíndola
El argentino promedio