viernes, 14 de marzo de 2008

Mauri desde distrito teiceista confunde roles


La corporación periodística deportiva (el teiceismo), el núcleo duro de la propaganda macrista, lanzó una ofensiva en todos sus medios, programas y espacios radiales: no hay incompatibilidad entre ser presidente de Boca y ocupar la alcaldía porteña. El ejemplo repetido una y otra vez es el de Sergio Massa, intendente y vicepresidente de Tigre.




Muchachos obsecuentes: Mauri y Massa trabajan bajo legislaciones diferentes. La constitución bonaerense facturada en 1994, en épocas del reformismo constitucional generalizado, es convenientemente ambigua, como toda carta provincial redactada por la magistral pluma peronista. En su artículo 53 sostiene que los cargos y funcionarios no podrán acumular otros empleos a sueldo durante la gestión, con excepción del magisterio en ejercicio, mientras que "en cuanto a los empleos gratuitos y comisiones eventuales, la ley determinará los que sean incompatibles". La presidencia de un club de fútbol con entidad jurídica de fundación, entraría en el caso de comisiones eventuales, al igual que la intregración de un directorio u otro puesto que no tribute cargas sociales mensualmente. Es decir, que salvo que una ley explícitamente venga a impedir ser intendente y dirigente de fútbol, está todo bien.


çEn cambio, la progre y "republicana" constitución porteña es mucha más explícita y no sólo detalla las incompatibilidades de los legisladores en el artículo 73, que incumben también al Ejecutivo: dice claramente que los Jefes de Gobierno no pueden "ejercer profesión alguna, excepto la docencia". No podrían, en ejercicio, ni siquiera formar parte de un consejo asesor ad honorem.


Va una prueba, chiquita pero potente, de cómo se produce la confusión de roles cuando un empresario (del deporte, en este caso) ocupa cargos públicos y no se desprende de sus negocios privados. En el programa del profesor Ogrondona del domingo 2 de marzo, una mesa redonda "¿puede Macri ser las dos cosas?". El procurador de la CABA, Pablo "Sesentalucas" Tonelli (quien debe su segundo nombre al aporte de campaña en 2005 que le garantizó su puesto número 1 en la lista, pese a ser ignoto y un poco chocante) defiende payasescamente la no-ilegalidad de la doble función, pero además habla del jefe en forma personal. "Mauricio, en una de esas, renuncia". El defensor del estado porteño, repentinamente, es el abogado personal de Mauricio. Ya lo había sido, vale aclarar, en la actividad privada. Kravetz lo apunta pero, quien sabe porqué, se queda corto en su asombro.

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