jueves, 22 de mayo de 2008

Sergios Bers, dos gotas de agua (I)


Sergio Bergman y Sergio Berensztein, gemelos separados al nacer


El rabino Sergio Bergman y el encuestador Sergio Berensztein son como dos gemelos separados al nacer. Ambos son Sergios. Ambos son Bers. Ambos tienen 45 años. Ambos son mediáticos y saben hablar. Ambos son chantas rechazados por sus respectivos pares. Ambos integran el directorio de la Fundación Pensar, un proto-"Think Tank" del PRO que está afiliado al Partido Popular español y que organizó las visitas de Aznar a la Argentina.

Sergio Berensztein se hizo famoso como encuestador, sus estudios son muy difundidos por el periodista Marcelo Longobardi y el diario La Nación. Berensztein tiene una licenciatura en historia de la UBA y un doctorado en ciencia política y estudios latinoamericanos de la razonablemente prestigiosa Universidad de Carolina del Norte (Chapell Hill). Sus diplomas son algo meritorio ya que se mueve en un campo plagado de inyenieris. Mucho mejor un doctorado en Carolina del Norte que el secundario normal completo con quince materias aprobadas de abogacía en la Universidad de Morón del "profesor" Jorge Giacobbe. Pero ciertos diplomas no te convierten en un metodólogo experto en encuestas de opinión pública. Una ciencia bastante precisa, dentro de las sociales. ¿Cómo se mide un margen de error, Sergio? Ni te pregunto acerca de la composición de tus muestras. Hasta ahora te hemos visto hablar, cual auditor ciudadano, del subibaja de la imagen del gobierno, que con toda seguridad atribuís al tema de la semana (el campo, Blumberg, la valija... como si todo el país leyera La Nación o mirara la CNN). Pero nunca explicás bien cuán representativos son tus números, ni las relaciones causales entre los temas de la semana y el subibaja de la "confianza el en gobierno".

Para distinguir entre un encuestador serio (si es que queda alguno) y un chanta a la buena merced, hay una regla fija: el serio, por lo general sociólogo profesional, te explica de qué se trata el estudio que hizo, sus características técnicas, y los resultados que obtuvo. Trata de no salir de ahí. El chanta, en cambio, te bate si "bajó", o "subió", y empieza a fantasear las razones por las que eso aparentemente sucede. El primero es un investigador formado, y se comporta como tal cuando habla de su trabajo. El segundo es un artificio de la post-política.

Berensztein publica sus estudios mensuales sin explicar quien los financia. Y ojo: hacer encuestas todos los meses cuesta mucho dinero. Una encuesta nacional bien hecha, y gasoleramente, no baja de los 30 mil pesos de costo neto. Calcule: 1200 casos, a un costo no menor de 25 pesos cada uno (entre los honorarios del censista, los viáticos porque hay que hacerla en todo el país, los honorarios del procesador de datos, del que diseña la muestra, del supervisor... creo que me quedé corto con los 25 pesos). Y no estoy incluyendo de la rentabilidad del encuestador, quien seguramente pretende una buena remuneración por este trabajo bien hecho. Supongamos, también conservadoramente, que el dueño de la consultora agrega no menos de 10 mil pesos más a esa factura. Digamos: ¿40 mil pesos más impuestos? El gobierno, según Noticias, les pagaba 50 mil por estudio nacional a los encuestadores del oficialismo.

¿Y a Poliarquía? Yo les apuesto un riñon a que es una falaz mentira que el diario La Nación es quien financia sus estudios mensuales, como alguna vez afirmó Berensztein en un coloquio de IDEA ante la pregunta de un empresario incrédulo. La tribuna de doctrina, que paga sueldos miserables, con esa plata costea los salarios mensuales de por lo menos 20 periodistas full-time que escriben una o dos notas por día. Históricos del diario, con cargos, cobran 3 o 4 mil pesos por vivir ahí adentro. Si fuera cierto que los Saguier le pasan a Berensztein un cheque mensual 40 mil más IVA por el insumo de una nota al mes (aunque sea un notón de primera plana), en las oficinas de Bouchard estalla una rebelión no menor al Cordobazo.

Una versión que me llegó, que no pude comprobar aún, dice que las encuestas de Poliarquía son financiadas por la Fundación Ford como parte de un contrato de varios años conseguido a través de la Universidad Di tella. Si eso fuera cierto, estamos ante un caso delicado: americanos financiando encuestas que no sirven para el desarrollo del país pero sí tienen efectos en la política interna y las dirige un miembro de la fundación afiliada al PP español... todo eso no suena bien.

Queda para una próxima entrega, por razones de longitud, la disgresión sobre el rabino Bergman.

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