miércoles, 4 de junio de 2008

Massmedia: todavía hay manualidad social


Evangelina solo consigue tapas obscenas. Wanda ya juega en otra categoría: de la gomería a Gente.

Hoy postearemos una reflexión sobre la más importante de las variables exógenas de la economía política: los medios de comunicación. nuestro interrogante: ¿la massmediatización es, como se dice, una pendiente de la inteligencia, o todavía es posible que premie el talento intelectual?

Los caminos se bifurcaron. Wanda fue legitimada por Gente. Su rostro y vida social son estrella. Eva sigue rompiéndose el culo en Paparazzi. ¿Por qué Wanda Nara lo hizo, entró en el sistema, tendrá hijitos criados en colegios privados y en unos años será amiga de Juanita del Carril o Valeria Mazza, mientras que Evangelina Anderson, que quiere lo mismo para ella, parece condenada a la bailanta del once, el poster de la gomería?

Nacieron de lo mismo: produciendo imágenes calentantes para la audiencia masculina que las consume por televisión, gráfica, internet. Acerca de la utilización de dichas imágenes, que suponga el lector.

Vamos a ser más directos: Wanda y Evangelina están en el rubro de insumos para la masturbación. Si las ves por la calle, sin pintar y saliendo del supermercado, no son tanto más sensuales que las mujeres que uno conoce. En la cama, hay motivos para sospechar que son peores amantes que las novias y esposas mortales -para trabajar de imagen hay que tener un enorme narcisismo, y se sabe que eso es mal polvo. Pero son profesionales de la imagen masturbatoria.

Siguiendo con nuestros "separados al nacer", ambas son rubias artificales, inescrupulosas a la hora de exponerse y generar "escándalos", aunque una es más eficiente que la otra. Pero Evangelina Anderson hizo más merito es una bailarina que ha desarrollado su técnica, desde que no tenía apellido artístico y gastaba horas y horas en bailar en los programas de cumbia. No solo eso: salía, los fines de semana, a acompañar a los shows de bailanta a mostrar el traste. Tomó clases de baile en el Instituto Julio Bocca. Y está, por sobre todas las cosas, más buena que su contendiente, la Nara. Una mujer plagada de imperfecciones.

Evangelina trabaja en el rubro de los insumos pero tiene, también, una profesión legal: ella baila, y no lo hace mal. Wanda, en cambio, no hizo absolutamente nada. Su carrera fue un artificio completo: abusó mediáticamente de Maradona, siguió saliendo en los medios hablando de su supuesta virginidad (contó una divertida historia en capítulos, hasta que admitió que ya no le quedaba ningún hueco inexplorado), lanzó un video porno casero para consumo masivo, enganchó a Maxi López y se casó.

El tema que nos convoca es la movilidad social mediática de Nara, frente a la mediocridad sórdida de Anderson, en el mercado al que pertenecen. Intuimos que Anderson tiene más ganas de conseguir legitimidad social que Nara, cuyo horizonte es el de Mariana Nannis. La movilidad mediática parece estar regida por la astucia. El cuerpo de las del rubro, claramente, no lo es todo. Anderson aburre. Tiene más culo que cabeza. Nara transmite la inteligencia vivaracha de la cortesana. Rescatamos entonces el predominio del encanto mental y celebramos el ascenso de Wanda a una vida burguesa. A Evangelina le recomendamos más formación intelectual, y menos clase de baile, si quiere salir del arrabal sensual. No basta con enganchar un futbolista: hay que seducir al medio.

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